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Ayer, Hoy y siempre - 70 años del Profesorado del CONSUDEC

La historia del Profesorado del Consudec, “Hno. Septimio Walsh” comenzó en 1949 y se convirtió en el primer establecimiento privado del país. Un servicio educativo ofrecido por la Iglesia a la sociedad para la formación integral de profesionales de la educación. Hoy sostiene los ideales con que fue pensado desde su inicio y acepta los desafíos que el tiempo plantea en su devenir.

A JESÚS LE GUSTABA ENSEÑAR
La Iglesia a través de los si-glos lo quiso imitar. Nuestra institución fue impulsada por la personalidad de un religioso, el Hermano Septimio Walsh, primer rector del Profesorado del Consudec.
El Hno. Septimio estaba dotado de una inteligencia brillante, ágil y profunda; de una memoria privilegiada, excepcional; de una voluntad firme, calibrada y de una constancia sin desmayos en la prosecución de sus ideales apostólicos docentes; de un corazón generoso, que latía en permanente entrega a las necesidades y preocupaciones de niños, adolescentes, jóvenes y adultos de toda clase y condición social; de una pasión sin límite por la educa-ción.
Esta casa de estudios nace como respuesta a la demanda de todo el país de tener educa-dores formados en la fe con un corazón lleno del evangelio, y se sostiene en este servicio que viene sembrando docentes que despliegan su vocación a lo largo de todo nuestro territorio, en los rincones más alejados, allí donde sea requerida su presencia. En sus inicios los docentes venían a nuestra casa a formarse desde distintas regiones, hoy el Profesorado del Consudec, llega a ellos a través de la opción educativa a distancia que brinda a través de entornos virtuales de aprendizaje. Bajo esta modalidad supo adaptarse a los cambios, sorteando con éxito los desafíos que la sociedad en evolución le plantea, signo elocuente de su flexibilidad.

LA IMPRONTA DEL CORAZÓN QUE ESCUCHA
El hilo conductor que mantuvo vigente durante todos es-tos años el espíritu de nuestra educación ha sido la combinación de clima y calidad profesional. Es común escuchar en los pasillos “me siento en casa, en familia” y es habitual escuchar en las escuelas donde nuestros egresados se desempeñan “este docente es del Profesorado del Consudec”. Son los rasgos fundamentales de nuestros egresados, que se convierten y animan a una educación que hoy está desafiada, sobre todo, a acompañar a las nuevas generaciones de alumnos y de padres.
Nuestros docentes saben reconocer qué están demandando estas vidas emergentes con que se encuentran hoy en las escuelas, con deseos e inquietudes peculiares y cambiantes. Salen a su encuentro con un corazón que escucha, con empatía y son capaces de acompañar sus trayectorias formativas en los distintos lugares físicos, espirituales, sociales y emocionales en que se situan.

PEDAGOGÍA DEL ENCUENTRO CON EL OTRO
Durante la formación de nuestros alumnos se promueve el encuentro con el otro que, antes de pasar por las disciplinas, pasa por el corazón. Des-de primer año conjugamos la formación general y específica de cada disciplina junto con la práctica profesional en la que un espacio está destinado a las prácticas pedagógicas inclusivas: un proyecto que permite a los estudiantes de todas las carreras, de manera opcional, acercarse a alumnos con necesidades de aprendizaje en ambientes desfavorables de la ciudad de Buenos Aires. Esto por un lado motiva la creatividad y renueva la pasión por la educación, además de ofrecer a los chicos que lo necesiten la garantía de un aprendizaje a su medida. Así, compartimos, según los requerimientos, espacios de apoyo escolar en diversas materias, orientación vocacional, tutorías personalizadas, metodología y técnicas de estudio, talleres expresivos y culturales.
Prácticas inclusivas, actividades de pastoral, celebraciones y misas combinan la vida académica del profesorado con la alabanza a Dios, y la actitud y deseo de imitar su entrega teniendo como modelo a Cristo Maestro.
Celebramos con alegría y gratitud estos 70 años, un nuevo aniversario en el cual, tal como es habitual, recorda-mos y agradecemos al Herma-no Septimio y en su nombre a todos los educadores que han pasado y permanecido en nuestra casa formando parte de esta historia de servicio a la educación argentina. Nuestro pasado es celebrado y está presente, abriéndose con ímpetu al futuro.